Oda (razonada) a la bici

Recuerdo esos días en que andar en bici era de pobres, gente que no tenía para comprarse un coche o quizá ni siquiera para pagar el camión (bus) y se veía obligada a usar sus extremidades inferiores para desplazarse, sin más gasolina que una lata de cocacola y sin más accesorio que, en algunos casos y por necesidades comerciales, una carretilla o carrito, a saber, de… helados, elotes, tejuino, herramientas de jardinería, afiladores o lo que correspondiera a su humilde profesión. De esos tiempos de los que hablo, probablemente de un poco antes, proviene el término «pueblo bicicletero» que tan alegremente se usa en México para aludir, por supuesto de forma despectiva, a las poblaciones, generalmente pequeñas en las que la bici es el principal medio de transporte.

En esta ciudad en la que habito ahora, llamada Cambridge, tan llena de gente eminente, de profesores togueados, de futuros genios y distinguidas damas, andar en bici es una cosa de mucho caché. Hombres trajeados, mujeres emperifolladas, chicas con minifalda, tacones y sombreros y canastitas con flores, además de deportistas con los equipos más modernos, pasean por la ciudad en unas bicicletas hermosas con todos los aditamentos que puedan ser necesarios, o no tan necesarios.

Ya me venía dando cuenta desde hace algún tiempo de que lo de andar en bici está de moda, no es de extrañar, es un medio de transporte que representa muchos de los valores buscados en nuestra generación, y aunque a veces me da la impresión de que la actitud pro-ciclista raya en el esnobismo, también pienso que ojalá todos los esnobismos fueran así de útiles y benignos.

Por otra parte, y pese a lo muy desarrollada y modernizada que pueda estar la industria bicicletera, hay algunas cosas con las que un ciclista debe aprender a convivir y que son la parte menos romántica de esta historia de amor. Concretamente en Cambridge, desde que yo me uní a las ordas ciclistas hace algunos meses he encontrado lo siguiente:

 

La lluvia.
No importa cuanta ropa impermeable tengas, la lluvia es el gran enemigo del ciclista. Por no hablar de la nieve que hasta ahora no he tenido el disgusto de conocer en estas circunstancias.

Los mosquitos y otros bichos.
Dicen que puedes distinguir a un ciclista feliz porque sus dientes están llenos de mosquitos. Hasta allí bien, porque los puedes escupir, pero los muy desgraciados se meten también en la nariz y en los ojos y eso sí que es una cabronada.

Los motociclistas que se creen ciclistas.
Una moto es de lo más peligroso para una bici porque va por los mismos lugares que ésta pero a muchísima más velocidad.

Los peatones que se creen ciclistas
… y van por el carril bici

Los peatones que se creen vacas
…. y van por la calle y no se quitan aunque les pites

El viento
Especialmente en esta Isla el viento muchas veces es un incordio y cuando vas en la bici, vayas hacia donde vayas se las arregla siempre para darte de frente. Diooos aquí se comprueba la fuerza de la resistencia que mi profe de física pretendía enseñarme en la prepa.

Los reductores de velocidad.
No se a qué psicópata asesino se le ocurrió el diseño de estos reductores de velocidad o lo que asñ%$·Q»%$$ sean, pero mi primera caída en bici fue en uno de éstos y creo que no soy la única porque justo el día que fui a tomar la foto este niño salía volando por los aires.

Los escaparates.
Es un peligro para mi integridad física andar en bici por el centro de la ciudad. Allí donde hay un escaparate hay una probabilidad de accidente para una mujer (siento la generalización, chicas).

Perderse.
Para una desorientada nata y crónica como yo andar en bicicleta es una forma de perderse mucho más rápidamente y de recorrer distancias que a pie nunca haría, pero sin GPS, lo que quiere decir que un día de estos sin saberlo me salgo de La Isla.

Los pedestrian
Y por último una cosa que intento recordar siempre y que creo que a veces se nos olvida cuando nos subimos a nuestras dos ruedas es que todos, antes que ciclistas somos peatones, y que no podemos ir por las calles, aceras y parques como si fuéramos un ser superior solo porque vamos sobre ruedas.

2 comments

  1. antonio dice:

    parece como si llevases montando en bici toda la vida todo lo que dices cierto asi es . un saludo.

  2. antonio dice:

    mas que comentario preguntarte si va todo bien en Cambridge ,como ya no escribes nada nuevo espero que no sea asi perdona mi atrevimiento y un saludo a ti a Turegano saludos desde Albacete.

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