Es la boooa

¡Este fin de semana tuvimos boda! Una muy elegante y muy bonita por cierto. Aunque era tan elegante, tan elegante, que el piso estaba encerado de más y todo el mundo acababa azotando en el suelo. Entre ellos yo, claro, no podía faltar.

Pero el caso es que me puse a reflexionar en torno a este objeto cultural llamado “Boda”: ¿Qué será lo que tienen las bodas que a unos les espantan, a otros les encantan y otros más las aborrecen?

Yo personalmente, las encuentro muy divertidas, quizá porque soy una persona que valora mucho los rituales y claro también el bailongo… porque una boda sin bailongo no es boda.

Pero una boda puede ser muchas cosas dependiendo del lugar en que se celebre y de la cultura de las personas que van a contraer matrimonio. Una boda puede ser un contrato, una promesa de amor eterno, una celebración comunitaria o un acuerdo entre familias.

En México incluso puede ser una forma de salir de la carcel jeje, pero no vayan a interpretar esto de forma literal, el “boda o carcel” de México es un juego que se hace en las Kermeses (una especie de feria con antojitos y juegos que se organiza sobre todo en las escuelas y en las iglesias católicas). El juego consiste en agarrar a una niña y a un niño (se pone más interesante cuando eres adolescente) y obligarles a firmar bajo pena de carcel un matrimonio civil que contiene cláusulas del tipo …. y tú mujer “tendrás que labar sus calzones apestosos con jabón bolita”. Que por cierto no dista mucho de algunas cláusulas que existen aún en el matrimonio civil. Muchas de las víctimas eligen la carcel, que al fin y al cabo suele tener barrotes de palo de escoba y de la que pueden salir pagando una pequeña multa con billetes chiquitos que es el dinero de la kermese.

Lo que está claro, es que independientemente de los símbolos y costumbres propias de cada cultura hay una máxima común en todas las bodas: ¡Hay que echar la casa por la ventana! Ya sea con el tamaño del pastel, la cantidad de mariscos, los vuelos del vestido de la novia, la marca del coche, o ¿por qué no? toooodo a la vez. Hay que decir a los invitados: aquí no falta de nada… al contrario, sobra. ¿Por qué? Me pregunto yo. Quizá porque es un símbolo de la abundancia que tendrá la pareja en el futuro, y si no nos obligáramos a pensar que en un matrimonio habrá bonanza y prosperidad no seríamos tantos los valientes que nos atreveríamos a casarnos.

En resumen. Hay bodas de telenovela, bodas de cuento, bodas de sangre, bodas arregladas, bodas reales, bodas falsas, bodas de oro, de plata y de diamantes y hasta bodas de kermese y son una manifestación cultural y social digna de preservarse, aunque a veces hay que desmarcarse de algunos absurdos a los que nos lleva la tradición. Pero en fin, mi humilde opinión es que cada uno haga de su boda lo que se le de la gana, que para eso es su boda, y los invitados que se chinguen, total siempre habrá alguien que quedará inconforme.

PIES DE FOTO: (De arriba a abajo) 1. Boda de Cristina y Alejandro en Santander, 2. Boda masiva en Bolivia 4. Boda mexicana con mariachi yauuujua, 5. Boda Indú.

One comment

  1. Richard dice:

    Jajajajaja, todavía no me caso pero me imaginé mi boda de muchísimas maneras distintas con este artículo tuyo. Muchas gracias y felicidades, todo tu blog esta de fábula, me divierte mucho. Te mando un fuerte abrazo.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *